Nos puede dar la impresión de que siempre que nos encontramos ante alguna ruptura, nuestras ex parejas nos olvidan muy fácil y rápido, mientras que a nosotros nos cuesta mucho, nos quedamos rumiando, abatidos, aislados…
¿Por qué ocurre todo esto? ¿Es que nos quieren menos de lo que nosotros las queremos a ellas? ¿Por qué somos tan fáciles de olvidar o reemplazar?
No es cuestión de cuantificar el amor, pues a ver quién es el genio que consigue hacer tal cosa, si casi ni si quiera nos ponemos de acuerdo en su conceptualización.
No es cuestión de cavilar acerca de quién quería más a quién. No, probablemente, los porqués de que alguien supere más fácil o rápido a otra persona están en los comportamientos que ambas personas llevan a cabo tras la ruptura.
Por ejemplo, si yo me quedo en casa en la cama, viendo fotos antiguas, recreándome en experiencias compartidas, mientras que mi ex pareja sale, continúa con vida activa, se mantiene ocupado en sus aficiones; es posible que a mí me cueste mucho más el pasar página.
Todo esto puede parecer banal o de sentido común, pero lo que hacemos tras la ruptura es crucial para superarlo.
El duelo es legítimo, necesario, no hay que criminalizar emociones como la tristeza, pues están ahí para algo, tienen su función.
Además, no hay tiempos para el duelo, no es que, inexorablemente, pasado determinado período, si no se ha superado, éste se convierta en crónico o patológico. No, a cada cual sus tiempos, a cada cual sus circunstancias.
No tenemos por qué correr para superar una ruptura. No es eso lo que proponemos aquí, pero sí queremos que quede claro que es fundamental cómo nos comportamos durante estos momentos.
Tampoco es tan simple como mantenerse ocupado y ya; una vez pase el tiempo, todo sanará. No, el tiempo puede pasar, pero si no llenamos de contenido ese paso del tiempo, de poco sirve, poco avanzaremos. Lo que ayuda no es el paso del tiempo, sino lo que hacemos durante el mismo.
En el ejemplo que veíamos anteriormente, nuestra ex pareja está exponiéndose a un sinfín de fuentes de disfrute o placer, está llevando a cabo conductas alternativas incompatibles con rumiar y rumiar acerca de la relación, está sujeta a un control estimular que impide que se desencadenen ciertas respuestas, y un largo etcétera, no como nosotros, que estamos atiborrándonos de esa estimulación, todo el rato pensando en la relación, todo el rato viendo fotos, evocando vivencias, recluyéndonos entre cuatro paredes que limitan considerablemente nuestro repertorio conductual y, con ello, nuestro estado de ánimo. Y, ojo, está bien, cada uno que haga lo que quiera, aquí sólo venimos a explicar los porqués de la mayor o menor rapidez al atravesar el duelo.
No es hacer por hacer, tampoco es eso, pero sí es cuestión de hacer lo que marca la diferencia en los tiempos de superar una ruptura.
ENLACES A RECURSOS RELACIONADOS DE INTERÉS:
-¿POR QUÉ MIS EX PAREJAS ME SUPERAN TAN RÁPIDO? – Marcos de Andrés Ortega
-¿CUÁNTO TIEMPO HA DE DURAR MI DUELO? – Marcos de Andrés Ortega
-“ME DICEN QUE HAGA COSAS, PERO ESTOY DEPRIMIDO Y NO PUEDO” – Marcos de Andrés Ortega